Reseña
"Ruidos. Voces. Rumores. Canciones lejanas"
Reseña a "'El sonido ese...' 'Imaginación-creación' en el imaginario rulfiano. Entrevista con Julio Estrada (pts. I y II), Senderos Filológicos, vol. 2, núm. 1 "Filología y música" (sept. 2019-mar. 2020)
Ofelia Guadalupe Rivera Sánchez
Licenciatura en Letras Hispánicas - Universidad Autónoma Metropolitana
Unidad Iztapalapa
tronlupita@gmail.com
El 25 de noviembre de 2019 Julio Estrada brindó a Alejando S. Shuttera y a la revista Senderos Filológicos una esclarecedora e interesante entrevista publicada en el vol. 2. núm. 1: “‘El sonido ese…’ 'Imaginación-creación' en el imaginario rulfiano”. Dicho encuentro fue grabado en video y presentado en dos partes. En el primer segmento, el entrevistado nos narra cómo fueron sus andanzas, primero en el aprendizaje y posteriormente en la pedagogía musical, durante su largo recorrido por ese mundo; al final de la primera parte, y en la segunda, nos habla sobre los estudios que ha realizado sobre los distintos elementos sonoros en la obra del escritor jalisciense Juan Rulfo.
Una constante dentro del binomio aprendizaje/enseñanza en Julio Estrada es su ruptura con lo establecido, especialmente con la academia musical, debido en parte a su atracción por Silvestre Revueltas y a la música dodecafónica, que le llevó a abandonar varías cátedras musicales, entre ellas, la de Carlos Chávez en el Conservatorio de la Ciudad de México. Según relata, no podía concebir la enseñanza de la música dentro de las nociones de sus profesores: “Para mí es inaceptable hablar de belleza a través del dogma” (I parte, mins 4:27-4:42). Uno de los temas que Julio Estrada nos comparte es que dentro del proceso musical él distingue la composición de la creación: para él, componer supone escribir con base en ciertos estatutos preestablecidos, mientras que crear es un proceso donde el músico tiene que ser “capaz de construir todos los elementos desde su base hasta la cima para alcanzar la creación de una obra musical” (I parte, mins. 5:17-5:38).
“La parte fundamental para mí reside en revisar la imaginación, es decir, ver que la imaginación se convierte en realidad” (I parte, mins. 7:19-7:49). Así nos explica Estrada cómo estos dos elementos, la imaginación y la realidad, lejos de ser contradictorios, son complementarios; es decir, lo que el músico imagina puede traducirse y convertirse en una realidad sonora, sin teorías y sistemas dogmáticos que limiten la creación. Estrada ha llevado la disrupción también al plano de la enseñanza. Para él es fundamental el ejercicio de lo que denomina “nombrar la escucha”, que entiende como una manera de enseñar la música en la cual los alumnos tienen que describir con palabras lo que están escuchando. Un concepto nodal que desarrolla tanto a nivel teórico como en su práctica pedagógica es la sinestesia, esto es, “lo que se recibe de un sentido se puede multiplicar en otros sentidos, puede tener un eco en otros sentidos” (I parte, mins. 22:38-23:05).
Otra de las figuras fundamentales para “nombrar la escucha” es la metáfora. Por medio de ella los alumnos –relata– pueden expresar lo que escuchan, dar una forma verbal a los sonidos, los ayuda a entender lo que hay en esa música: “cómo se mueve, cómo se escucha, cómo está elaborada” (I parte, mins. 24:45-24:49). Este “nombrar la escucha” los lleva a hurgar en el fondo de su imaginación, para él, proceso imprescindible en toda creación musical.
Entrevistado y entrevistador nos llevan por caminos donde la imaginación, la realidad, la metáfora, la sinestesia y lo sonoro nos acercan a la literatura, a la poética musical de la obra de Juan Rulfo, específicamente en la novela Pedro Páramo. Julio Estrada ha trabajado lo sonoro en la obra rulfiana en distintas ocasiones; una de ellas fue el libro titulado El sonido en Rulfo, editado por el Instituto de Investigaciones Estéticas y la Coordinación de Difusión Cultural de la Universidad Nacional Autónoma de México. En esta obra escrita podemos leer un estudio sobre la sonoridad en Pedro Páramo, así como en algunos cuentos de El Llano en llamas. De modo adicional el investigador compuso la ópera (de más de dos horas de duración) Los murmullos del páramo, incluida en versión CD-ROM en el título mencionado, cuya versión definitiva fue estrenada en Japón, donde diseñó la escenografía y agregó elementos que hacían que el público tuviera una experiencia multisensorial.
Buscando vasos comunicantes que pudieran establecerse entre la música y la literatura, Estrada nos lleva a Mozart y a sus representaciones físicas del sonido... e inevitablemente nos regresa a Rulfo, en quien encuentra al referente por antonomasia de lo que podríamos denominar "literatura sonora". Un ejemplo muy elocuente, que nos ilustra el matrimonio que en la obra del jalisciense alcanzan la literatura y la música, la imaginación y la creación, es la frase: “su voz eran hebras humanas” (II parte, mins. 6:06-6:10), que el investigador reproduce con sonido espectral y forma parte de una evocación de Juan Preciado: “[...] Me di cuenta de que su voz estaba hecha de hebras humanas”. Este pasaje aparece en las primeras páginas de la novela, cuando el hijo del cacique empieza a transitar en un mundo habitado por muertos. La sonoridad en Rulfo no sólo se encuentra en los diálogos, sino que va a un nivel más profundo, perceptible en las representaciones de lo que el escritor relata y describe.
En la segunda parte, Alejandro S. Shuttera inquiere a su interlocutor sobre el mundo sonoro como punto de partida de su investigación literaria; es decir, cómo la recuperación del sonido que él hace de las obras de Rulfo podría consignarse en tres capas: a) una primera que corresponde al registro, el tono y el timbre; b) los ambientes sonoros que habitan la novela (Estrada, por ejemplo, cuenta su experiencia al visitar San Gabriel, Jalisco, donde encontró esa otra capa en los sonidos de los caballos, en el crujir de la silla, en el propio relinchar del animal… El trabajo de investigación etnográfica que realizó Estrada en tierras jaliscienses lo llevó a descubrir una región que parecía no haber cambiado con el tiempo, donde la sociedad vive aislada de los vertiginosos cambios de la vida moderna), y c) una tercera capa en las canciones que figuran en la novela, en particular, “Mi novia me dio un pañuelo”, a la que el escritor jalisciense cambia "ligeramente" la letra:
Mi novia me dio un pañuelo
con orillas de llorar…
Para finalizar, Estrada nos confía una experiencia que se pueda considerar eminentemente “rulfiana”: al volver a San Gabriel –tras quince años– para representar su composición musical, un violinista local que años antes había interpretado para él aquella canción había fallecido hacía ya tiempo junto con su esposa, según le cuenta al final una señora del pueblo que estuvo en el evento: “—¡Pero si yo lo he visto esta mañana –relata Estrada fuera del set– […] y me prometió que vendría!”.
Sin duda, una muestra más de cómo la obra de Rulfo está presente no sólo en las regiones que evocó en su literatura, sino en la vida misma de las personas que se han dedicado a desentrañar sus “Ruidos. Voces. Rumores. Canciones lejanas”.
Referencias
- Estrada, Julio. El sonido en Rulfo. México: Universidad Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Estéticas / Coordinación de Difusión Cultural, 1990.
- Rulfo, Juan. Pedro Páramo. Madrid: Cátedra, 2008 (Letras Hispánicas).
Si te pareció interesante esta semblanza te presentamos el final de la entrevista, mezcla entre conversación confidente, relato de vida y una experiencia sorprendentemente "rulfiana":
Ver la entrevista completa en: https://www.iifilologicas.unam.mx/senderosFilologicos/index.php/senderosPhilologicos/estrada_1