Nota de divulgación


Guerra, idioma y lenguaje: del léxico al discurso


Enrique Meléndez Zarco
Universidad Nacional Autónoma de México
Posgrado en Lingüística
zarcounam@gmail.com

 

La guerra constituye un fenómeno sociopolítico de orden nacional e internacional que ha estado presente a lo largo de los siglos en el marco de la historia, con costos, a menudo, devastadores para el género humano. Son muchos los ejemplos y muchas las motivaciones que esta ha perseguido en diversas circunstancias, como la Revolución francesa, la Primera Guerra Mundial, la Revolución mexicana, la Revolución rusa, la Segunda Guerra Mundial, la Guerra Civil Española y la Guerra de Vietnam, por mencionar solo algunas muestras de una larga y compleja lista que ha implicado una serie de cambios o reacomodos en el terreno geopolítico, con consecuencias en lo económico, social y cultural. Su expresión es posible ubicarla en múltiples y vitales campos propios del ser humano. Entre ellos hablaremos aquí de su relación con el idioma y el lenguaje.

Una de las disciplinas donde el vínculo guerra, idioma y lenguaje puede ser examinado a cabalidad y ofrecer reflexiones interesantes y muy reveladoras tanto en perspectiva sincrónica como diacrónica es la lingüística, ya que se trata de una ciencia humanística que se ocupa de analizar las lenguas del mundo en su sistematicidad, características internas, sus raíces sociales, históricas, culturales, etc., y cómo se reflejan en la mente humana (Lara, 2006). Se trata de una disciplina que examina un patrimonio intangible (la lengua) que los seres humanos recibimos como parte de una herencia secular de nuestros antepasados, los que nos precedieron dentro de una determinada colectividad, al tiempo que un producto que nosotros mismos actualizamos y reinventamos en la práctica cotidiana las 24 horas del día y que descansa en una facultad biológica-neuronal innata (el lenguaje), con la cual podemos comunicarnos los más de 8,000 millones de seres humanos que cohabitamos el planeta. Acaso por esa íntima relación, las más de las veces, los seres humanos somos poco conscientes de cuánto implica ser usuarios de la lengua que hablamos, y por tanto, de la importancia de investigar profesionalmente la palabra en su uso individual e interaccional. Al respecto, José Moreno de Alba resalta en Minucias del lenguaje la trascendencia de abocarse al ámbito idiomático:

A mi entender la verdadera justificación de la gramática (y, obviamente, de la lingüística) está en el hecho de que mediante el conocimiento y la reflexión sobre nuestro propio idioma se obtiene sin duda una conciencia más clara de nosotros mismos como seres humanos, como elementos de una historia y miembros de una enorme comunidad que habla una misma lengua y que por ende conforma una sola cultura (1992: 191).

Para este investigador el análisis de la lengua (o del idioma) permite advertir un crucial proceso bidireccional, pues como apunta más adelante: “Conociendo a fondo nuestra propia lengua, estaríamos, qué duda cabe, conociéndonos a nosotros mismos como producto y causa de [una] determinada cultura” (191). Sin duda, una postura que ha sido avalada por destacados lingüistas de relevancia global como Concepción Company (2009), quien ratifica que a través del estudio lingüístico se pueden hacer evidentes aspectos culturales no fácilmente aprehensibles a primera vista; gracias a que compartir una lengua otorga una idiosincrasia cultural es posible, según ella, aproximarse lingüísticamente a la organización conceptual del ser humano, a su manera de actuar, percibir y sentir en coordenadas espacio-temporales precisas. Es por ello que el análisis lingüístico conduce, a su vez, a un examen filológico, entendiendo la filología como la disciplina que busca en los textos orales o escritos la cultura o identidad de un pueblo (cf. Company, 2017), una ciencia que investiga el “espíritu” del pueblo (o de un conjunto de pueblos hermanados entre sí) a través de su manifestación lingüística dentro de un marco histórico que lo determina y explica (cf. Lope, 2005).

Momento del rompimiento de las relaciones de paz entre la Unión Soviética, bajo el régimen de Nikita Krushev, y la República Popular de China, con Mao-Tsé-Dong a la cabeza. La imagen muestra a Krushev con el secretario de Asuntos Exteriores del régimen de Mao, en algún momento durante de la década de los sesenta. Las consecuencias de este rompimiento fueron el establecimiento de relaciones entre los EstadosUnidos y la República Popular China. Se ha considerado en la geopolítica contemporánea como uno de los eventos clave de la Guerra Fría. No se conocen restricciones de derechos de autor. Se reproduce aquí con fines educativos y de difusión. 

A nivel léxico-semántico, el Diccionario de la lengua española revela cómo el fenómeno beligerante y universal que es la guerra ha tenido un influjo notable, en el caso concreto de la lengua española. La palabra guerra es un sustantivo de origen germánico (werra), cuyo significado etimológico es ‘pelea’, ‘discordia’. El Diccionario; consigna sincrónicamente diversas acepciones vinculadas con las nociones de 'pugna', 'combate' o 'enfrentamiento', con la peculiaridad de que se postula como el significado básico de dicha palabra el de ‘desavenencia y rompimiento de la paz entre dos o más potencias’, lo que evidencia no solo una continuidad histórica en términos semánticos (pues tal significado es afín al originario), sino también una continuidad de tipo factual, ya que este uso no es ajeno a las tensas condiciones políticas que actualmente el mundo ha vivido y padecido con correlatos flagrantes y sangrientos en el pasado. Así pues, al ser la guerra un fenómeno frecuente entre las naciones, no resulta extraño que, junto a la pluralidad de significados que se asocian a la palabra, convivan, en la lengua española, una serie de locuciones que ofrecen matices lingüísticos, militares y sociales referentes a esta catastrófica esfera, por ejemplo: guerra abierta (‘enemistad, hostilidad declarada’), guerra nuclear (‘guerra en que se utiliza armamento atómico’), guerra campal (‘batalla general y decisiva entre dos ejércitos’), guerra civil (‘guerra que tienen entre sí los habitantes de un mismo pueblo o nación’), guerra biológica (‘guerra en que se utiliza armamento biológico’), guerra sin cuartel (‘guerra en que los contendientes están dispuestos a luchar hasta morir’), prueba de que lo que es cultural y cognitivamente relevante (y ostensible para una comunidad) siempre encuentra convencionalización y código.

Fragmento de una fotografía de autoría desconocida publicada en ña plataforma yoInfluyo, en 'Una guerra sin cuartel. Tercera parte' de 'La Hija de Cortés'. Tomada de https://www.yoinfluyo.com/columnistas/la-hija-de-cortes/una-guerra-sin-cuartel-tercera-parte/. No se conocen restricciones de derechos de autor. Se reproduce con fines educativos y de difusión.

Aunado a este vocabulario vigente que proporciona el Diccionario y que circula profusamente en diversos medios de comunicación locales e internacionales (como la radio, la prensa y la televisión), a la par que en las redes sociales, destaca el componente conceptual de las metáforas, producto de una capacidad asociativa innata, no exclusiva de la literatura o del genio poético de los escritores, sino común a la creatividad e interrelación de todo el género humano con facultad para comunicarse mediante el lenguaje a través de un idioma particular. En su ya clásico libro Metáforas en la vida cotidiana, Lakoff y Johnson (1998) advierten del carácter natural de las metáforas en el día a día de los seres humanos tanto a nivel de lenguaje como de pensamiento y de acción. Y justamente, entre los ejes cognitivos detonadores de metáfora a los que el autor hace referencia, se encuentra el dominio de la guerra que, a su vez, se interseca con otros, asimismo, trascendentales, debido a que la esencia de la metáfora desde esta aproximación teórica estriba en concebir una entidad en términos de otra. De este modo, la guerra puede traducirse lo mismo en términos de discusión-argumentación (como en sus opiniones sobre política son indefendibles), de amor (los enamorados lucharon por su relación contra viento y marea) o bien de economía (la inflación atacó el bolsillo de los mexicanos), por poner algunos ejemplos de metaforización en nuestro idioma.

Ahora bien, uno de los grandes desarrollos de la lingüística contemporánea ha sido precisamente superar el límite de la gramática o del léxico (vistos en abstracción) para dar paso a la observación de fenómenos lingüísticos que implican unidades mayores en contexto, con todo y que anteriormente se haya afirmado que el uso de la lengua (también llamado parole o actuación) era inadecuado como objeto de estudio por su naturaleza cambiante e impredecible (Parodi, 2008). Con este espíritu disciplinas como la hermenéutica, la pragmática y el análisis del discurso, que, aunque con orígenes, enfoques y procesos evolutivos distintos (Nadal, 2018), han demostrado la necesidad de considerar de forma integral aspectos gramaticales y extralingüísticos para efectos de la interpretación científica.

Por lo que se refiere al análisis del discurso, este tiene como finalidad principal indagar en torno a la relación entre lenguaje, sentido y vínculo social (Charaudeau, 2009a), por lo que el acontecer de la guerra en la comunicación o incomunicación humana no le es, desde luego, indiferente. De la variedad de discursos en que se ha observado dicho fenómeno sobresale el discurso político, entre otros, desde un enfoque crítico:

El discurso político es tal vez uno de los tipos de discurso más estudiado en América Latina y no nos sorprende porque las decisiones en el mundo de la política afectan la vida de todos. Los lingüistas críticos dan cada vez mayor atención al discurso político, porque se dan cuenta de que las manipulaciones del sistema lingüístico puestas en práctica por los políticos no son diferentes a las manipulaciones que se observan en la vida cotidiana (Bolívar, 2003: 22).

En efecto, el discurso político dista de ser una producción lingüística objetiva e inocente, como habitualmente algunos dirigentes intentan hacer creer a los ciudadanos de distintos países: cada una de las palabras que se utilizan por escrito o de manera oral, en el ámbito informal u oficial, están impregnadas de intencionalidad y obedecen a un conjunto de intereses. Hay toda una gama de estrategias discursivas que el político y la institución que él representa ponen en juego en aras del mantenimiento o consecución del poder estatal. No olvidemos que el hombre político “se encuentra en una situación cuyo objetivo esencial es la incitación a hacer, que lo lleva a querer atraer la simpatía de la mayor parte del público” (Charaudeau, 2009b: 284), por lo cual el uso retórico o persuasivo de la palabra es crucial para lograr la meta fijada.

Fotografía de autoría desconocida de Winston Churchil en el momento de su discurso ante el Parlamento Británico que significó en la declaración de guerra contra la Alemania nazi, de Adolf Hitler. No se conocen restricciones por derechos de autor. Se reproduce aquí con fines educativos y de difusión.

El terreno electoral mexicano constituye, en este sentido, un ejemplo perfecto de combate entre grupos políticos que intentan detentar el poder, llevando a cabo las acciones necesarias para convencer (o seducir) a la ciudadanía de que son ellos y no otros la mejor opción a elegir, aunque para esto se recurra, tal como ha sucedido múltiples veces en cada sexenio, a ambigüedades, falsedades, burlas, promesas o descréditos en el discurso en campaña, donde nada parece objetarse a fin de que la enunciación tenga el efecto pretendido, que es la adhesión política del otro. Al tiempo que el candidato en cuestión conforma una imagen favorable de sí mismo ante los demás, elabora, a su vez, una imagen negativa de su opositor para orientar al distanciamiento. Una lucha que, en no raras ocasiones, ha excedido el nivel de la palabra hasta llegar a muestras de violencia y homicidio de candidatos en contienda o a exhibiciones de soborno de los electores para garantizar el voto en un estado no de derecho, sino de auténtica barbarie movida por la ambición.

Este ambiente de hostilidad que procede de la esfera política impacta, sin duda, a modo de contagio en la sociedad, dado que mediante el discurso político no se busca “establecer una verdad por la razón, independientemente de las opiniones, sino de intentar transformar (o fortalecer) opiniones marcadas de emoción” (Charaudeau, 2009b:293). Tan es así que con gran frecuencia diversos sectores de la sociedad emprenden una batalla brutal desde diversos canales a fin de defender la integridad y propuestas de su candidato, confirmando y avalando con ello el célebre dictum clásico: “Divide y vencerás”. Lo anterior abre el espacio a la conformación de bandos y de insultos que explicitan los más profundos desafectos, prejuicios, estereotipos y exclusiones en diferentes estratos: en lo económico (fifis / delincuentes de cuello blanco vs. jodidos / nacos / muertos de hambre), en lo ideológico (conservadores / fachos / neoliberales / oligarcas vs. pueblo / liberales / demócratas / chairos), en lo intelectual (ignorantes / borregos vs. astutos / sabios) o en lo moral (mafiosos / corruptos vs. buenos / honestos). En cualquier caso, asistimos ante un maniqueísmo tendencioso que poco favorece al análisis atento y mesurado respecto de los muchos desafíos que involucra la toma de decisiones en sociedad, ya que más que argumentación o reflexión, se fomenta el rencor, la ausencia de diálogo y lesiones indudables en el tejido social que obstaculizan la convivencia o el respeto al prójimo para avanzar, de manera armoniosa, hacia una misma dirección.

Es entonces cuando la investigación y el análisis crítico del discurso desde una perspectiva lingüística integral cobra especial significado. Y es que solo a través de la educación y de intercambios comunicativos civilizados es que podremos progresar colectivamente como sociedad y ser capaces de denunciar todo cuanto no se ajuste a "la ley", una ley imparcial e incorruptible para todos. Es una tarea colaborativa y muy compleja desde la cual los lingüistas podemos contribuir decisivamente como parte de un compromiso social para formar ciudadanos libres, reflexivos, responsables, capaces de evaluar los discursos engañosos y de identificar las consecuencias perniciosas de la guerra, que conlleva vidas, miseria, destrucción, incertidumbre e insensibilidad frente al sufrimiento del otro. En un momento de acendrada polarización en lo nacional e internacional, conviene multiplicar esfuerzos todos los días con el objetivo de ejercer inteligentemente esa facultad de comunicación que otorga el lenguaje, dentro de marcos idiomáticos que nos distinguen al tiempo que nos hermanan, para negociar, deliberar, llegar a acuerdos que garanticen una vida sana y pacífica que nos devuelva la esperanza y la salvación del presente y del mañana. Lenguaje, idioma y discurso no son, de ningún modo, un adorno de la expresión, sino un medio poderoso de acción y transformación en beneficio y cuidado de todos.

Referencias

  • Bolívar, Adriana. “Análisis del discurso y compromiso social”, Akademos, vol. 5, num.1 (2003): 7-31. Recuperado de: http://saber.ucv.ve/bitstream/10872/3831/1An%C3%A1lisis%20del%20discurso%20y%20compromiso%20social.pdf [11/07/2024].
  • Charaudeau. Patrick. “Análisis del discurso e interdisciplinariedad en las ciencias humanas y sociales”. El discurso y sus espejos. Luisa Puig (ed.). Mexico: UNAM, 2009a. 99-132.
  • Charaudeau, Patrick. “La argumentación persuasiva. El ejemplo del discurso político”. Haciendo discurso. Homenaje a Adriana Bolívar. Martha Shiro y otros (comp.). Caracas: Universidad Central de Venezuela, 2009b. 277-295.
  • Company, Concepción. Los opuestos se tocan: indiferencias y afectos sintácticos en la historia del español. México: El Colegio Nacional, 2017.
  • Company, Concepción. “Gramática del deseo”, Revista de la Universidad de México, núm. 68 (2009): 40-43. Recuperado de: https:/www.revistadelauniversidad.mx/download/ce8ddd08-04ab-4753-bfaa-61724424c853?filename=gramatica-del-deseo [11/07/2024].
  • Lakoff, George y Mark Johnson. Metáforas de la vida cotidiana. Madrid: Cátedra, 1998.
  • Lara, Luis Fernando. Curso de lexicología. México: Colegio de México, 2006.
  • Lope, Juan. Cuestiones de filología española. México: UNAM, 2005.
  • Moreno de Alba, José. Minucias del lenguaje. México: FCE, 1992.
  • Nadal, Juan. “Hermenéutica, pragmática y análisis del discurso”. Manual de hermenéutica. Mauricio Beuchot y Antonio Vital (comp.). México: UNAM, 2018. 195-211.
  • Parodi, Giovanni. “Lingüista de corpus: una introducción al ámbito”, Revista de Lingüística teórica y aplicada, vol. 46. núm. 1 (2008). Recuperado de: https://www.scielo.cl/pdf/rla/v46n1/art06.pdf [11/07/2024].
  • Real Academia Española: Diccionario de la lengua española, 23.ª ed., [versión 23.7 en línea]. Recuperado de: https://dle.rae.es [11/07/2024].

 

Fotografía anónima de los ataques recientes entre las potencias militares de Israel e Irán, en el contexto de "guerra abierta" declarada entre ambas naciones. Presumiblemente se trata de los bombardeos a la ciudad libanesa de Beirut, bajo la excusa de proteccionismo militar iraní a la organización Hezbolá. No se conocen restricciones de derechos de autor. Tomado de "Conflicto entre Israel e Irán complica panorama mundial y escala tensión de tercera guerra mundial" de Ana Aybar, en el periódico digital RCC Media (12 de octubre de 2024), en https://rccmedia.com.do/conflicto-entre-israel-e-iran-complica-panorama-mundial-y-escala-tension-de-tercera-guerra-mundial/. Se reproduce con fines educativos y de difusión.